LAS
FIGURAS RETORICAS.
Las figuras literarias son
formas no convencionales de utilizar las palabras, de manera que, aunque se
emplean con sus acepciones habituales (a diferencia de lo que ocurre en
los tropos), se acompañan de
algunas particularidades fónicas, gramaticales o semánticas, que las alejan de
ese uso habitual, por lo que terminan por resultar especialmente expresivas.
Debido a esto, su uso es característico, aunque en modo alguno exclusivo, de
las obras literarias.
De forma coloquial, reciben también los
nombres de recursos literarios, estilísticos, retóricos o expresivos y
el de figuras retóricas o del discurso, etc.
Las figuras, junto con los tropos, constituyen dentro
del ámbito de la retórica uno de los formantes básicos
del ornatus retórico, el constituyente principal de la elocutio.
Estas figuras son importantes ya que los
griegos las usaban para comunicarse de forma escrita.
Figuras
de dicción.
Las
figuras de dicción afectan primordialmente a la forma de las palabras, aunque
en ocasiones inciden también sobre el significado. Se distinguen cuatro
categorías: figuras de transformación, figuras de
repetición, figuras de omisión y figuras de
posición.
Figuras de transformación.
También
llamadas metaplasmos1 consisten en la utilización de formas léxicas que
serían, en teoría, incorrectas en la lengua ordinaria. Las más conocidas de
estas figuras son las licencias métricas.
Las figuras de
transformación son las siguientes: prótesis, epéntesis, paragoge, aféresis, síncopa, apócope, diástole o
éctasis, sístole, dialefa, sinéresis, sinalefa, ecthlipsis y metátesis.
Figuras de repetición.
Las figuras de
repetición consisten en el uso de elementos lingüísticos (fonemas, sílabas, canciones, frases,
oraciones...) que ya habían sido usados en el mismo texto. La repetición no
tiene por qué ser necesariamente exacta, por lo que en muchas ocasiones se dan
casos de semejanza o igualdad hacia un mismo producto o palabra.
Las figuras de
repetición son las siguientes: anadiplosis, anáfora, gradación, epanadiplosis, polisíndeton, annominatio (paronomasia, derivatio, figura etimológica, diáfora, políptoton), traductio, equívoco/antanaclasis, paralelismo (isocolon, parison, correlación), quiasmo y commutatio/retruécano.
Figuras de omisión.
Las figuras de
omisión consisten en la supresión de un elemento lingüístico y necesario, en
teoría, para la construcción del texto. Su uso tiende a aligerar la expresión.
Las figuras de
omisión son las siguientes: asíndeton, elipsis, zeugma, silepsis, reticencia o aposiopesis, braquilogía y paralipsis (también llamada preterición o pretermisión).
Figuras de posición.
Las figuras de
posición son aquellos procedimientos que se basan en la alteración del orden
normal de las partes de la oración.
Las figuras de
posición son las siguientes: hipérbaton, anástrofe, tmesis, synchysis e inversión de
sujetos.
Figuras
de pensamiento.
Las figuras de
pensamiento afectan principalmente al significado de las palabras. Se
distinguen las siguientes categorías: figuras de amplificación, figuras de acumulación, figuras lógicas, figuras
de definición, figuras
oblicuas, figuras de
diálogo, figuras
dialécticas' (o de
argumentación) y figuras
de ficción.
Figuras de amplificación.
Aunque en latín, amplificativo, no es tanto un desarrollo
más por extenso de una idea sino más bien su realce (por un uso especial de
la entonación, por ejemplo), en la práctica
las figuras de amplificación incluyen técnicas de alargamiento
de los contenidos de un texto.
Las figuras de
amplificación son las siguientes: expolitio, interpretatio, paráfrasis, isodinamia, digresión y epifonema.
Figuras de acumulación.
Las figuras de
acumulación son procedimientos que buscan la adición de elementos
complementarios a las ideas expuestas.
Las figuras de
acumulación son las siguientes: enumeración, distributio, epífrasis y epíteto.
Figuras lógicas.
Las figuras
lógicas son procedimientos que tienen que ver con las relaciones lógicas entre
las ideas dentro de un texto; de forma especial, se considera la relación
de contradicción antinomia, por lo que la figura
lógica por antonomasia es la antítesis. Como variantes de esta, se encuentran la cohabitación, la paradoja y el oxímoron.
Figuras de definición.
Las figuras de
definición (y descripción) se utilizan para reflejar lingüísticamente la
esencia o apariencia de los temas tratados (personas, objetos, conceptos...).
Las figuras de
definición y descripción son las siguientes: definitio, prosopografía, etopeya, pragmatografía, topografía, cronografía, retrato, evidentia y demonstratio.
Figuras oblicuas.
Las figuras
oblicuas designan de forma indirecta una realidad utilizando las palabras en
sentido apropiado. Constituyen la frontera con los tropos.
Las figuras
oblicuas son las siguientes: perífrasis o
circunloquio, lítotes o atenuación, y preterición o paralipsis.
Figuras de diálogo o
patéticas.
Las figuras de
diálogo son las propias del estilo directo, pues subrayan el carácter comunicativo del
discurso. Se denominan también figuras patéticas pues pretenden incidir
afectivamente en el destinatario.
Las figuras de
diálogo son las siguientes: apóstrofe/invocación, exclamación, interrogación retórica, optación y deprecación.
Figuras dialécticas.
Las figuras
dialécticas o de argumentación son las propias de los debates
dialécticos (la disputatio,
en latín); se trata de técnicas argumentativas.
Las figuras
dialécticas son las siguientes: concessio, correctio, dubitatio, communicatio, conciliatio y distinctio / paradiástole; pueden, además, incluirse aquí las
llamadas probationes argumentativas,
o pruebas expuestas por el orador para defender su argumentación: simile, argumentum y sententia.
Figuras de ficción.
Las figuras de
ficción permiten presentar como reales situaciones imaginarias.
Las figuras de
ficción son las siguientes: personificación/prosopopeya, sermocinatio / idolopeya y subiectio / percontatio.
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