Podemos conocer la
retórica ateniense a través de los discursos que dejaron grandes oradores
como Demóstenes, Lisias o Isócrates. Heródoto y Tucídides en sus obras sobre historia, además de sucesos,
también escribieron discursos pronunciados por personajes históricos como Alcibíades, Jerjes o Pericles.
En la Atenas Clásica no existe una distinción clara entre la
retórica y la filosofía. Por este motivo, hay que tener
muy en cuenta esta última disciplina. La tragedia y la comedia, muy ligadas a lo político, son también importantes
para conocer la retórica en la Atenas Clásica
La retórica
demostró pronto su utilidad como instrumento político en el régimen
democrático, siglo V a. C., divulgada por profesores conocidos
como sofistas, entre los cuales los más conocidos fueron Protágoras de Abdera y Gorgias. Para estos maestros de retórica que fueron también
filósofos, no existe una única verdad y con el lenguaje sólo se pueden expresar
cosas verosímiles.
Valoraban mucho el
poder que tenía la palabra que según Gorgias es un gran soberano que con un
cuerpo muy pequeño e imperceptible realiza obras de naturaleza divina.8
Esta filosofía fue
muy criticada por Platón. Tanto para Platón como para su maestro Sócrates, la esencia de la filosofía reposaba en la dialéctica: la razón y la discusión conducen poco a poco al
descubrimiento de importantes verdades. Platón pensaba que los sofistas no se
interesaban por la verdad, sino solamente por la manera de convencer, así que
rechazó la palabra escrita y buscó la interlocución personal, y el método
fundamental del discurso pedagógico que adoptó fue el del diálogo entre maestro y alumno. Pero el gran maestro de
la retórica griega fue Isócrates. Pensaba que la retórica era un plan de formación
integral de la persona que servía para crear ciudadanos modélicos; con su
sistema de enseñanza, precursor del humanismo, pretendía la
regeneración ética y política de la sociedad ateniense.
Aristóteles, por otra parte, sistematizó la mayor parte de
estos conocimientos sobre el arte de hablar y argumentar en una obra que
consagró al efecto, su Retórica. La gran aportación de la Retórica
de Aristóteles es su enfoque filosófico. Los manuales anteriores, de los cuales
el único ejemplar que se conserva es la Retórica a Alejandro,
consistían en consejos prácticos sobre cómo persuadir. La Retórica de
Aristóteles en cambio, realiza reflexiones teóricas sobre el lenguaje
persuasivo.
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