jueves, 24 de enero de 2019

Autonomía de la Retorica.

La  Autonomía de la Retorica.




Podemos conocer la retórica ateniense a través de los discursos que dejaron grandes oradores como DemóstenesLisias o IsócratesHeródoto y Tucídides en sus obras sobre historia, además de sucesos, también escribieron discursos pronunciados por personajes históricos como AlcibíadesJerjes o Pericles.
En la Atenas Clásica no existe una distinción clara entre la retórica y la filosofía. Por este motivo, hay que tener muy en cuenta esta última disciplina. La tragedia y la comedia, muy ligadas a lo político, son también importantes para conocer la retórica en la Atenas Clásica
La retórica demostró pronto su utilidad como instrumento político en el régimen democrático, siglo V a. C., divulgada por profesores conocidos como sofistas, entre los cuales los más conocidos fueron Protágoras de Abdera y Gorgias. Para estos maestros de retórica que fueron también filósofos, no existe una única verdad y con el lenguaje sólo se pueden expresar cosas verosímiles.
Valoraban mucho el poder que tenía la palabra que según Gorgias es un gran soberano que con un cuerpo muy pequeño e imperceptible realiza obras de naturaleza divina.8
Esta filosofía fue muy criticada por Platón. Tanto para Platón como para su maestro Sócrates, la esencia de la filosofía reposaba en la dialéctica: la razón y la discusión conducen poco a poco al descubrimiento de importantes verdades. Platón pensaba que los sofistas no se interesaban por la verdad, sino solamente por la manera de convencer, así que rechazó la palabra escrita y buscó la interlocución personal, y el método fundamental del discurso pedagógico que adoptó fue el del diálogo entre maestro y alumno. Pero el gran maestro de la retórica griega fue Isócrates. Pensaba que la retórica era un plan de formación integral de la persona que servía para crear ciudadanos modélicos; con su sistema de enseñanza, precursor del humanismo, pretendía la regeneración ética y política de la sociedad ateniense.
Aristóteles, por otra parte, sistematizó la mayor parte de estos conocimientos sobre el arte de hablar y argumentar en una obra que consagró al efecto, su Retórica. La gran aportación de la Retórica de Aristóteles es su enfoque filosófico. Los manuales anteriores, de los cuales el único ejemplar que se conserva es la Retórica a Alejandro, consistían en consejos prácticos sobre cómo persuadir. La Retórica de Aristóteles en cambio, realiza reflexiones teóricas sobre el lenguaje persuasivo.


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