Extrovertido.
La extroversión no
es un factor de riesgo para la mentira, pero ayuda. Las personas acostumbradas
a una intensa
actividad, versadas en el arte de las relaciones interpersonales, lo tienen mucho más fácil
que los introvertidos. Suele ser gente asertiva, sociable, espontánea y aventurera. Se mueven rápido, hablan mucho, gesticulan con naturalidad, sonríen, se manejan bien en las distancias cortas y
no rehúyen el contacto físico.
Emocionalmente estable.
El neurótico no
es un buen mentiroso. Emotividad, timidez, ansiedad, tensión o descontrol no
son buenas aliadas del engaño. Por el contrario, las personalidades emocionalmente estables son
más habilidosas a la hora de gestionar sus conductas y controlar la situación:
tienen expresiones faciales
más positivas y
menos alterables,
posturalmente abiertos, de movimientos equilibrados, voz firme y serena, se muestran seguros e imperturbables.
Marcado Psicoticismo.
La ausencia de empatía o elevado psicoticismo es otro de los facilitadores de la
mentira y de su ocultación. Esto no quiere decir que los empáticos no mientan,
lo único es que lo harán de otra manera, casi “por nuestro bien”. Los psicópatas lo tiene más fácil, no solo por la
ausencia de remordimientos, sino por su frecuente creatividad y frialdad. El buen psicópata es capaz de imitar cualquier comportamiento con tal de conseguir su objetivo, lo
que dificulta considerablemente la detección de los pocos indicadores conductuales válidos del engaño.
Inteligente.
La inteligencia es otro ingrediente imprescindible en
la elaboración y ocultación de la mentira. Un elevado cociente
intelectual, altas capacidades
cognitivas,
múltiples talentos y un buen manejo de la inteligencia
emocional, son
los aliados perfectos para mantener intacta la credibilidad. La inteligencia no tiene un patrón
expresivo propio, pero tampoco es que cueste mucho identificarla. Aunque
cuidado, la apariencia a veces nos juega malas pasadas, sobre
todo cuando hay atractivo físico por medio.
Buena memoria de trabajo
Otra de las cosas en la que coinciden todos los científicos es
que mentir requiere más esfuerzo mental que decir la verdad. Por eso hay que tener buena memoria
para hacerlo. Sobre todo, memoria de trabajo, de corto plazo, con la que procesamos la información en tiempo
real. En fracciones de segundo tenemos que tomar la decisión de mentir,
inhibir la verdad almacenada
en nuestra memoria, y componer una nueva
versión de la realidad que resulte verosímil. Demasiado
esfuerzo.
La combinación de estas
cinco características nos dibuja individuos muy seguros de sí mismos y que actúan de forma impulsiva. Aunque suelen presentar frialdad en el rostro, pueden manipular sus expresiones
faciales para engañar, como
la sonrisa en
situaciones sociales. Son personas muy activas en su vida laboral y personal, pero solitarias: hacen muchos amigos con
facilidad pero en realidad no tienen ninguno. No les importa que invadan
su espacio íntimo o
mantener una postura de acercamiento al hablar, si lo consideran necesario para conseguir lo
que quieren. En cuanto al aspecto, se
presentan públicamente en perfecto estado
de revista, aunque probablemente en la intimidad sean despreocupados.
Pero, ¡cuidado! Estas son
características genéricas que encajan
con este prototipo de
personalidad. En absoluto significa que quienes las presentan sean más
proclives a la mentira. Solo que si quieren engañarnos, lo tendrán más fácil.
·
Suele ser una persona insegura y con autoestima baja, cree que lo que le rodea no es suficiente
y que, por esa razón, debe elaborar mentiras acerca de su vida
·
No habla mucho (por falta de elaboración de la
mentira) o, por el contrario, desarrolla una extensa historia irreal y habla
todo el rato sobre ella
·
El mentiroso cuando se ve descubierto se enfada o
se hace la víctima, desviando así la atención de la mentira y proyectándola
hacia el enfado o la tristeza
·
Una vez alguien descubre su mentira, seguirá negándolo hasta que su historia
ya no se sostenga por ninguna parte
·
Algunos expertos afirman que hacer muchos gestos con las manos también es
una señal de que una persona está mintiendo
·
Una persona con falta de empatía hacia los demás tiene más posibilidades de
ser un individuo mentiroso
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